Hechos y fantasias sobre la reencarnacion. CC Zain

 

 

 


 

Siento el mayor amor y respeto por los sinceros estudiantes de Teosofía de todo el mundo. Pero esta jerarquía oriental proclama que lo que más necesita Occidente es la enseñanza de la reencarnación y el karma. Sin embargo, tal creencia desvitaliza el esfuerzo y hace que los males sociales se consideren justos e inevitables. En cambio, me parece que tanto Occidente como Oriente necesitan la enseñanza de que, donde el hombre se lo propone, los dioses son impotentes. Existirán inarmonías de algún tipo mientras los planetas formen aspectos inarmónicos, pero la discordia no tiene por qué manifestarse de la forma actual. Mediante una sabia educación, aboliremos la injusticia del hombre sobre el hombre; mediante una atención prudente a la higiene, eliminaremos la enfermedad; acabemos con los males de la pobreza y la riqueza, y el Destino y el Karma, con la ayuda de todos los planetas, seran impotentes para reproducirlos. No necesitamos la enseñanza de la servidumbre al mal y la injusticia. Lo que se necesita es la enseñanza de los derechos divinos del ser humano.

Con el corazón apesadumbrado, he escuchado a supuestos maestros de ocultismo informar seriamente a sus alumnos que, debido a las condiciones mundiales actuales, les sería imposible desarrollar sus facultades internas en esta vida, y que lo único que podrían esperar sería intentar recuperar una conciencia en la siguiente que los impulsara a tal esfuerzo. ¡Qué incentivo para que las almas, después de la muerte, vaguen por la tierra, atadas a ella por el deseo y la falsa esperanza de reencarnar! He conocido a ocultistas prometedores, cuya conciencia interna y facultades del alma ya estaban parcialmente despiertas, desanimarse por tales consejos y dejar de esforzarse. Hay personas que llegan a nuestra clase enfermas y se jactan de no hacer ningún esfuerzo por curar sus dolencias, porque hacerlo interferiría con su karma. Y lo que más correspondencia nos genera en la parte de pedidos por correo de nuestro trabajo es la idea, tan extendida, de que la mala suerte que tienen muchas personas se debe a un karma justo, y que o bien no vale la pena intentar cambiar las circunstancias, o bien no sería correcto superar su desgracia. Conozco personalmente a cientos de personas, tanto por escrito como por correspondencia, a quienes los dogmas del karma y la reencarnación humana han incapacitado para llevar una vida útil y productiva, al inducirles negatividad y sofocarles el esfuerzo.

Hemos avanzado más en la civilización porque hemos logrado liberarnos por completo de los dogmas sacerdotales. Pero donde los dogmas del karma y la reencarnación ejercen dominio sobre la gente, la han sumido en la apatía física y mental. La situación de las personas donde se aceptan estos dogmas lo demuestra.

Creo haber demostrado que todas las supuestas pruebas de la reencarnación humana se basan en interpretaciones erróneas de fenómenos psíquicos. He señalado que su origen reside en un astuto sacerdocio que continúa utilizándola como su medio más eficaz para mantenerse en el poder y someter al pueblo a la servidumbre. 

Esta doctrina aniquila la esperanza de una vida espiritual consciente al enseñar que la tierra es el único lugar donde se puede tener experiencia y que el refugio supremo es el nirvana. Se trata esencialmente de una doctrina materialista, pues reduce la mente a lo terrenal. Imposibilita la fraternidad universal al inculcar que cada uno ya recibe lo que le corresponde. De este modo, sofoca los impulsos altruistas del alma por ayudar a los demás. El alma se hunde en la desesperación ante la idea de innumerables nacimientos por venir en medio de las sórdidas circunstancias de la vida terrenal. Es un dogma que sofoca la iniciativa, fomenta la servidumbre a los tiranos, es materialista y, en mi opinión, la doctrina más perniciosa jamás aceptada por la mente humana.

C.C. Zain  Hechos y fantasias sobre la reencarnacion 2 (serie 21)

 

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