La idea de que los planetas que tienen dignidades en los lugares de la Luna nueva y llena, el Ascendente y la Parte de la Fortuna son Aphetas parece completamente irracional: Placidus nunca da un solo ejemplo de ello, sino que pasa por alto todo el asunto en silencio, lo cual era generalmente su manera de actuar cuando no podía comprender ninguno de los dogmas de Ptolomeo, pues se esforzaba por no censurarlo nunca. Las dignidades zodiacales de los planetas tienen un fuerte sabor a invención humana; pero, admitiendo que realmente existan, parece extremadamente absurdo suponer que la dignidad de un planeta pueda tener algún efecto sobre dicho planeta cuando está fuera de él. En cuanto al horóscopo, tenemos un ejemplo en Placidus donde es Hyleg, lo que en ausencia de las luminarias puede ser el caso. Sabemos, sin embargo, que en todos los demás casos los aspectos del Sol y la Luna se consideran igualmente poderosos, ya sea por encima o por debajo de la Tierra, y no parece claro por qué deberían ser más inadecuados para este propósito que para cualquier otro: de hecho, el oficio de Hyleg parece requerir más investigación de la que ha recibido hasta ahora, sin estar influenciado por la opinión de Ptolomeo, Plácido o cualquier otro, y regulado únicamente por los dictados de la razón y la experiencia.
La Parte de la Fortuna parece igualmente una invención humana como el resto, y no se basa en ningún principio racional. Sería difícil explicar por qué el Sol debería simpatizar con la Parte ascendente del Cielo más que cualquier otro planeta, y no sería fácil demostrar qué conexión tiene cada uno de ellos con ella. El Horóscopo es una posición enteramente mundana, no zodiacal, y guarda relacion con la Tierra y no con el Sol, y ningún aspecto excepto los mundanos pueden afectarle: por lo tanto, la Parte de la Fortuna, si es necesario tomarla, debe tomarse en cuenta en el Mundo y no en en el Zodíaco. Placidus ha dado también un ejemplo a proposito en el que la Parte de la Fortuna es Prorrogadora, pero "una Golondrina", dice el proverbio "no hace Verano", ni un solo caso establece un Sistema. Aquí lo entendería como negando únicamente la acción de la Parte de la Fortuna en los nacimientos como causa, y no en las cuestiones horarias como símbolo. (Wilson)
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