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PREFACIO
AL publicar este breve tratado sobre Direcciones Primarias para uso de estudiantes de Astronomía Pronóstica, soy consciente de la invasión de sistemas que ya gozan de buena reputación, pero confío en no haberlo hecho sin la debida causa. La mayoría de los libros sobre el tema, aunque apuntan a la precisión matemática, incorporan demasiado de lo que ya está cargado de errores tradicionales y no logran transmitir una concepción simple de lo que se está haciendo y la razón para hacerlo. Por lo tanto, me he esforzado en hacer cada operación lo más inteligible posible mediante diagramas relacionados con el caso que he elegido para ilustrar el tema; y se ha añadido al trabajo un conjunto de tablas para facilitar los cálculos. Se supone que el lector ya está familiarizado con los elementos de la ciencia y puede establecer una figura de los cielos para un momento y lugar determinados. A diferencia de la mayoría de escritores que desconciertan al alumno con términos técnicos y los explican al final de una obra, yo he creído oportuno comenzar con un Glosario de Términos.
Habiendo escrito durante los últimos 18 años sobre el tema de la influencia planetaria en la vida humana, no será necesario elaborar el argumento en este lugar. Aquellos que niegan tal influencia consideran que su opinión prematura tiene mayor peso que las conclusiones maduras de aquellos que han dedicado al asunto un estudio largo y arduo, y no es una experiencia rara que tales egoístas tengan sólo un conocimiento muy superficial del tema que desprecian.
Al buscador inteligente de la verdad le corresponde construir su propio horóscopo y calcular los diversos arcos de dirección mediante los métodos aquí expuestos, antes de pronunciar un veredicto sobre un tema que ha fascinado las mentes de muchos grandes hombres de todas las épocas. y por la cual, no sin razón, se reclama un lugar entre las ciencias como parte esencial de la física natural, posiblemente también la clave de mucho de lo que se denomina psicología y metafísica.
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Quienes estén familiarizados con la naturaleza de las ondas hertzianas y los fenómenos relacionados con la telegrafía inalámbrica, tendrán pocas dificultades para concebir la idea de acciones planetarias, a través del éter del espacio, sobre las baterías de células cerebrales de los seres humanos. Si los cuerpos planetarios por sus conjunciones y aspectos son capaces de crear perturbaciones en la atmósfera terrestre, como se desprende del concepto de solidaridad del Sistema Solar y el de continuidad de la Materia, también son capaces de producir perturbaciones eléctricas en las altamente cargadas células cerebrales por medio de la atmósfera terrestre; y que un cerebro puede afectar a otros es un hecho que está dentro de nuestro conocimiento. Cada acto de cerebración va acompañado de una descarga eléctrica y la ruptura de las paredes de las células cerebrales. La condición electrostática de la atmósfera terrestre en el momento en que un niño respira por primera vez es la base de la actividad cerebral individual. Es como cargar una batería de determinada capacidad y calidad. Cualquier cambio posterior en la condición de la Tierra será expresado por el individuo en términos de su desarrollo cerebral especifico. Las influencias que crean grandes perturbaciones en un cerebro difícilmente serán registradas por otro, porque hay cualidades así como cantidades de acción eléctrica, y la ciencia astral ya ha tabulado 6.132 modos diferentes de acción planetaria. Cuando estas modificaciones del éter del espacio se relacionan con las amplias diversidades del desarrollo del cerebro, se explica plenamente lo complejo del pensamiento y la acción humanos.
El sistema del “Pronòstico Astronòmico” explicado en estas páginas se basa principalmente en los estudios de Claudio Ptolomeo, que vivió en Alejandría en tiempos del Emperador Antonino, a principios del siglo II d.C. Prestó inmensos servicios a su época y, de hecho, a la ciencia moderna, compilando las longitudes y latitudes de todos los lugares conocidos y sentando las bases del método de proyección de cartas geográficas.
También fue autor de un tratado sobre óptica, en el que explica la causa de la refracción de la luz, y también escribió sobre música, cronología, Gnomon y mecánica. Su genio fue tan diverso como grande su intelecto, y a su paciente trabajo la astronomía moderna debe el Almagesto, que da cuenta de los eclipses antiguos y su conexión con los acontecimientos de aquel momento, observaciones de estrellas y un canon de los reyes de Asiria, Persia, Grecia y Roma, y que, "considerado depositario de observaciones antiguas, es uno de los monumentos más preciosos de la antigüedad" (Laplace: Systeme du Monde).
La Astronomía es para la Astrología lo que el cuerpo es para el alma, que la vivifica e inspira. Los hechos secos de la Astronomía son de interés y valor sólo en la medida en que pueden ponerse en relación con la vida diaria de la humanidad. El evangelio de la verdadera ciencia es la utilidad. Sir Norman Lockyer está actualmente ocupado en un intento de aplicar el fenómeno de las manchas solares a los tiempos y lugares de gran sequía y hambruna, creyendo haber observado una relación entre los hechos celestiales y terrestres. Ha dedicado algunos años de estudio al tema y espera, en un tiempo mensurable, poder localizar las provincias exactas en las que las manchas solares realizarán su trabajo esterilizante. Además, Sir Norman ha descubierto una coincidencia entre la prevalencia de las manchas solares y las mareas del Nilo, que se reduce a una palabra: los años de hambruna en la India son años de marea baja en el Nilo, y ambos están controlados por la prevalencia de las manchas solares.
Este es el verdadero evangelio de la ciencia, porque, como dijo Lord Bacon: "El verdadero uso de todo conocimiento es este: que dediquemos la razón que nos dio Dios para el uso y ventaja del hombre". Sir Norman Lockyer ocupara su lugar entre las filas de los profetas y los astrólogos científicos le darán una cálida bienvenida. En la antigüedad, las mareas del Nilo eran estudiadas por los reyes pastores y patriarcas, y por los egipcios, en relación con los fenómenos celestes, y con el paso del tiempo, a medida que avance la investigación, se descubrirá que en la superficie luminosa del Sol, el fenomeno comúnmente conocido como 'Manchas solares', tienen relación directa con las posiciones periódicas de los planetas Júpiter y Marte.
En cuanto a la acción planetaria sobre los individuos, parecería que, como los rayos directos de los cuerpos celestes son más poderosos que sus rayos oblicuos, las perturbaciones eléctricas debidas a los planetas cuando actúan en conjunción o en ciertos ángulos llamados 46 aspectos ," será mayor en la región ecuatorial. Desde allí la energía generada se distribuiría hacia los polos. De observaciones variadas y continuas es evidente que las configuraciones geocéntricas de los planetas afectan al mundo en general, según la naturaleza de los planetas involucrados. Pero este efecto es reflejado por el individuo según las posiciones de los planetas vistos desde el lugar de su nacimiento y en el momento de ese acontecimiento. Así, toda acción interplanetaria es universalmente "distribuida y reflejada por el individuo, según susceptibilidad o predisposición natural, en momentos que se miden por los arcos de dirección, es decir, los grados de Ascensión Recta entre un cuerpo y otro, o un cuerpo y el aspecto de otro, visto desde el lugar de nacimiento. Esta medida del Tiempo en referencia a los acontecimientos de la vida es el objetivo principal de esta obra, que confío atraerá la atención de críticos competentes.
Sepharial, de la introduccion del libro "Astronomia Pronostica"
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