Carta astral de Adolfo Hitler

 

 

 

Carta natal de Adolfo Hitler
 
Aspectos de la Carta natal de Hitler


 

 



Carta astralde Hitler segun A Weiss

 

Interpretacion de Adolfo  Weis (publicada en su libro Astrologia racional):

"Examinemos ahora el horóscopo del dictador en cuyo campo de concentración languideció el infortunado canciller de Austria, un caso humano, casi ciego, pero nada más que una sola víctima entre millones de otras; revisemos el tema de Adolfo Hitler, nombre que se ha inscrito con letras de sangre en los anales de la historia. Reproduzco aquí su natividad, como la he publicado en marzo de 1939 en una revista bonaerense, pero ya de antemano quisiera hacer resaltar algo que recalco también en la misma interpretación. Si aquí desenmascaro a este individuo, mostrándolo en toda su vileza, no es que acaso motivos personales me induzcan a mi juicio, no; lo fundo sola y únicamente en las incorruptibles razones astrológicas. He aquí mi interpretación expuesta en "Ahora": 

 "Si no supiera que el diagrama zodiacal de este nativo corresponde a un hombre cuyo nombre se repite hoy con más frecuencia que cualquier otro, me hallaría un tanto perplejo ante la pregunta: ¿Cuál es la profesión de ese individuo? Sólo forzando notablemente los sistemas astrológicos y conociendo los hechos reales, podría deducirse de este horóscopo que Adolfo Hitler sea el importante hombre de estado por que le tiene el mundo. Pero ya que una experiencia larguísima me ha demostrado que la astrología está en lo cierto aún en los casos en que la realidad parece desmentirla, me atrevo a pronosticar que el mundo cambiará fundamentalmente de opinión y llegará a preguntarse sorprendido, cómo había podido dejarse engañar tan grandemente. 

En efecto, la natividad de Hitler es un ejemplo modelo de ofuscación. Es verdad que los astrólogos alemanes han querido deducir de las posiciones astrales Dios sabe q11é cualidades sobresalientes, pero queda por saber si sólo los ha enceguecido el bizantinismo, o si ha sido el temor ante la fuerza lo que les ha quitado el don de combinación astrológica. Lo cierto es que un estudio objetivo lleva a un resultado harto distinto, y quisiera destacar que, desde luego, me atuve muy concretamente a lo que revela la natividad, dejando aparte en absoluto la posición subjetiva, personal, frente a Hitler. Por eso mismo afirmo: si los políticos entendieran siquiera tan poquita cosa de la astrología como suelen entender de la política, no se habrían dejado engañar una y otra vez, y sus decisiones internacionales no hubieran facilitado tantos éxitos baratos a una personalidad que en sí es tan poco substanciosa. 

Un astrólogo desprevenido a quien se presentara la natividad, manteniendo en el anonimato la persona del respectivo nativo, tendría que llegar más o menos al siguiente juicio: 

Se trata de un temperamento inestable, histérico, indigno de confianza y tanto más peligroso cuando sus arrebatos son nutridos por una fuerza impulsiva extraordinaria. Pero como ese impulso no tiene duración, y puesto que la voluntad no obra siempre igual, sino, como quien dice, a golpes, siguen pronto a los momentos de arrebato, otros de decaimiento, de cansancio, y de debilidad impotente, y ello coincide perfectamente con el carácter del nativo, cuya cobardía básica queda cubierta y encubierta por arrebatos de cólera momentáneos que degeneran en brutalidad. 

Complica más todavía este cuadro poco transparente el hecho de que sus características contradictorias van mezcladas con un modo de ser tan amable y aún encantador, que sorprende al observador, haciéndole dudar hasta de sus observaciones, confirmadas por los hechos. Es indiscutible, pues, que el nativo posee una modalidad agradable, pero ésta también sólo es en parte auténtica predisposición cordial, mientras que por el resto (mayor) es un encanto volitivo, un engaño hábilmente presentado, como que no hay nada en esta natividad claramente marcado, excepción hecha de la falta de sinceridad y de traba moral, cuya falta constituye la razón por la que se sirve aún de los medios más faltos de escrúpulos. 

Y con todo, no se le puede hacer responsable por su doblez, pues él mismo cree en cierta medida, muy elevada, sus propias mentiras y no comprende por qué se desconfía de su palabra. 

La facultad de pensar del nativo no presenta defectos. Bien al contrario. Se agrega a su modo de pensar lógico una plétora de ocurrencias intuitivas, pero no cultiva tal disposición favorable, no la aprovecha para su enriquecimiento y profundización interiores, sino únicamente para el mundo exterior y al servicio de una ambición exorbitante, una egolatría desmedida. Todos sus pensamientos giran alrededor de su propósito, consistente en constituir el punto central hacia el que se dirigen las masas, hacer hablar de sí en todos los confines de la Tierra, ser dueño de la misma, v, más aún, ser su ídolo. Es un objetivo fantástico-pero no lo es en men~r grado la idea que el nativo se ha formado del mundo y que es tan extraña, tan cuajada de romanticismo falso e imposible, que en consideración de éste su concepto del mundo, ha despertado en muchos observadores la impresión -digámoslo de paso: equivocada- de que se trata de un loco. 

Sus estrellas, sin embargo, no indican nada semejante. Sólo ponen de relieve un afán de destacarse fanático, exagerado hasta lo inconcebible, que arde como fuego infernal en el alma del nativo, inmovilizando a este hombre, en el fondo débil, en la pose del señor soberano. Esta ansia de poder no reclama una forma determinada de satisfacción, sino que reclama satisfacción, simplemente. No aspira sino a la publicidad, tiene la manía de solazarse en la fama. Y así como se siente empujado hacia el público, así sabe también tratarlo. Dispone de innatas facultades para manejar la opinión pública. La propaganda, la "reclame" son los instrumentos de que se sirve, con que ataca las masas; y el ruido de los medíos debe disimular la disonancia de sus instrumentos. La masa no percibe tal disonancia; en su aturdimiento cree estar verdaderamente frente a un protector sacerdotal, al profeta de una nueva verdad, tomando pues al píe de la letra las cualidades que él mismo se atribuye, cuando en verdad sólo piensa en sí mismo y trata de satisfacer sus ambiciones y su egoísmo. No obstante, la masa se unce a su carro y lo conduce a las mayores alturas. 

Insisto en que este hombre no es un político nato; por lo menos no lo es en el sentido más estrecho de la palabra. Conforme a su horóscopo, es un artista plástico, tal vez un pintor caprichoso con ocurrencias extrañas v fantásticas. Pero aun cuando una humorada de la historia universal no Íe hubiese abierto las puertas de la fama, que no concuerda con su verdadera naturaleza, aun cuando hubiera seguido su línea adecuada para penetrar al reino del arte, su nombre hubiera alcanzado la misma popularidad, y ello no en virtud de sus talentos artísticos, ya que nunca hubiera pasado de una mediocridad engañosa, sino mediante aquella única capacidad que maneja con verdadera genialidad; mediante una propaganda magistral que se sirve de todos los recursos. 

Merecería un capítulo aparte la posición del dictador frente al sexo opuesto, mas se trata aquí de cuestiones personales y privadas, sobre las que no me creo autorizado a hablar en público. 

He aquí pues la imagen y semejanza de Adolfo Hitler a la luz fría, clara e inexorable de los astros, inmensamente distantes de nosotros. Pero las letras fulgurantes de ese libro del destino explican más todavía. Así como anuncian su ascensión, así anuncian también su caída. Un hombre infiel y una suerte infiel van unidos de acuerdo con la sentencia imborrable de las fuerzas supremas. El mismo pueblo que le endiosó lo abandonará, sus amigos lo traicionarán, una guerra desdichada destruirá su nimbo, le expulsará a él mismo de la sociedad, ya sea encerrándolo en la cárcel, ya sea enviándolo al exilio, y una muerte violenta hará enmudecer esa voz que sabía engañar tan hábilmente a un mundo entero. Pese a todas las apariencias contrarias, el péndulo de este reloj de vida ya marcha con más lentitud, y si interpretamos bien los signos celestiales, en la primera mitad del decenio venidero este péndulo quedará inmovilizado repentinamente por efectos de un golpe brusco".

Comentarios