Jean-Batiste Morín, en 1619 en su intento de darle legitimidad a la astrología realizo un trabajo de grandes dimensiones escribiendo la Astrología Gallica, obra que no pudo publicarse hasta después de su muerte. También, en 1623 publico un método nuevo de división de Casas que superaba los existentes hasta el momento pues podía ser utilizado tanto en las regiones polares como en las ecuatoriales.
Morín era un hombre de profundas convicciones religiosas y en su obra Astrología Gallica da significado a la astrología como parte del esquema cristiano del pecado y la redención.
Morín habla del “alma inferior” del hombre equiparada al concepto cristiano de “carne” e introduce la “influencia celestial” como un agente físico que individualizaría los efectos del “pecado original” en el ser humano. Para el, las estrellas serian uno mas de los enemigos con los que tendríamos que luchar para nuestra redención: el mundo, la carne, el diablo y las estrellas:
“ En su sabiduría (Dios) , permitió que el hombre fuera tentado por estos, para que mereciéramos la corona de la bienaventuranza eterna a través de nuestra victoria contra ellos. [...] la constitución de los cielos en el nacimiento de cada hombre es el cuarto enemigo además del mundo, la carne y el diablo.”
En el prefacio de Astrología Gallica indicaba que la astrología estudia las causas naturales que, por un lado llevaron a los hombres al pecado y por otro sirven de instrumento para la distribución de la gracia divina. De esta forma sitúa la utilidad de la astrología ayudando a los seres humanos a liberarse de las malignas influencias celestes que pudieran llevarle al pecado, y en general ayudaría a conocer mejor los designios de Dios manifestados en las causas de los fenómenos naturales. La astrología queda así transformada en un arte para nuestro autocontrol y para nuestro diagnostico moral.
Tomas de Aquino, ya antes, había manifestado una idea similar pues en la Summa Theologiae decía que la importancia de los astrólogos estaba en que podían ayudar a los hombres a encontrar la “voluntad divina” y así poder apartarse de los deseos malignos y perniciosos que surgen de sus inclinaciones naturales.
Morín, mas cerca de las ideas de San Agustín, pensaba que sin la “gracia divina”, al hombre le seria imposible triunfar en esa lucha de dimensiones cósmicas, llegando a un fuerte pesimismo cuando afirmaba que tan solo “ una décima parte de la humanidad escaparía a la condenación eterna”.
Mucho mas que ningún otro astròlogo, Morín da a la astrología una dimensión de primera magnitud en la lucha cósmica contra el pecado original y juega un papel decisivo en la redención del pecado: los cuerpos celestes "representantes en la naturaleza de Dios, a través de los cuales distribuye y gobierna el destino de los efectos naturales" y permiten «inspeccionar los poderes y modos de acción, tanto los suyos como los de Él».
Morín sitúa la astrología, su capacidad de diagnostico y predicción como elemento bàsico de interpretación de la espiritualidad cristiana. Algunas de las inclinaciones innatas que observamos mediante la astrología, sobre todo en la astrologia de ciudades o naciones, en general colectivos, pudieran ser obra de la providencia divina de acuerdo a las ideas de Morín
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