El Origen de todos los cultos


  




                             

Al parecer el ser que adoran los cristianos con el nombre de Cristo en el poema evangélico no es sino una representación o personificación del sol. Esto es similar a todas las demás religiones de su época en la cuenca mediterranea y Oriente Medio: Osiris en Egipto, Hércules entre los griegos, y muchos otros, sus milagros son los del sol, pues es el sol el que milagrosamente nos da la vida y la mantiene con su luz y su calor.



Según la doctrina cristiana “el mal” es introducido en el mundo, es decir en el universo, por la “serpiente” y es a causa de ese mal que se necesita una redención. La “serpiente” bíblica, tambien según ese mismo relato, engaña a la primera mujer y ella al primer hombre y de ese engaño nace el primer pecado y de ahí la necesidad de redención. 




Si aceptamos que todo este relato no es más que una alegoría del curso anual del sol, vemos que el mal que se produce en el  mundo solo es un mal físico, periódico y anual, es el invierno, el frio.  El sol, dios y señor de la primavera, del verano  y de la luz, es el encargado de esa redención al pasar por el signo del cordero, es decir por  Aries en el mes de Marzo.

El relato evangélico es una alegoría del paso del sol a través de su curso anual por los doce signos del zodiaco. La serpiente que inicia el mal y lo prolonga por seis meses es la constelación de la Serpiente, que puede apreciarse en cualquier planisferio antiguo desde el signo de libra. La misma imagen de la serpiente trayendo el mal al mundo esta en la cosmogonía de los persas ya que la imagen del invierno en forma de serpiente es la imagen que esta representada en sus planisferios. La serpiente asoma su cabeza en el horizonte junto al sol justo en el signo de libra, séptimo signo desde Aries, al comienzo del otoño. Comienzan las estaciones frías, es decir aparece en el horizonte la constelación de la serpiente y necesitamos cubrirnos, no por vergüenza sino por frío y empezamos los trabajos agrícolas, como son labrar los campos, es decir comenzamos a ganarnos el pan con el sudor de la frente. El séptimo día se dice que Dios descanso, que es cuando el sol reduce su energía y comienza el otoño. 

La escena bíblica se produce en el Edén que es una corrupción de la palabra hebrea Eiren o Irán, cerca de  los ríos Eufrates, Tigris y Araxes, esta corrupción de las palabras Edén e Eiren es fácil a causa del parecido entre la pronunciación de las letras R y D en el alfabeto hebreo.



En realidad el sol o Cristo, ni nace ni muere, sino que se renueva todos los años, el aumento o disminución de su luz cada día es lo que nos hace representar al sol o cristo como  niño, adolescente y adulto, Nace en el solsticio de invierno el día que comienza el aumento de luz diaria y se presagia la primavera y la esperanza del verano con sus frutos y alegrias, nace en el momento mas tenebroso de la noche, el día de menos luz. La celebración de ese nacimiento esta en todas las religiones antiguas, desde los egipcios hasta los persas, todos adoraban el nacimiento del astro rey en la forma de un niño que surge del vientre de una virgen igual que hicieron los cristianos. Unos le llaman Cristo, otros Mitra, etc... La virgen o Virgo es el signo que subía por el horizonte en la época en que empezó el cristianismo el 25 de diciembre trayéndonos Cristo en forma de niño o al sol comenzando su periplo anual.   

(comentarios, algo desordenados, a partir de unas ideas extraidas del libro ‘Origen de todos los cultos’ de Dupui)

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